
Querido San Expedito, en este momento de mi vida, me acerco a ti con el corazón lleno de esperanza y fe. Reconozco que las adicciones han tomado un control que no puedo manejar solo. Te pido que me brindes la fortaleza necesaria para enfrentar mis demonios internos y que me guíes en el camino hacia la superación. Ayúdame a encontrar la luz en medio de la oscuridad y a tomar decisiones que me acerquen a la libertad. Confío en tu intercesión y en tu poder para transformar mi vida, y te agradezco por escuchar mi súplica.
Querido San Expedito, tú que eres el santo de las causas urgentes, te imploro que me asistas en este proceso de sanación. Las adicciones no solo afectan mi vida, sino también a mis seres queridos. Te pido que me ayudes a restaurar las relaciones que se han visto dañadas por mis elecciones. Dame la sabiduría para reconocer el daño que he causado y la valentía para enmendar mis errores. Que tu ejemplo de determinación y fe me inspire a seguir adelante, a no rendirme y a buscar siempre el camino del bien.
Querido San Expedito, en mis momentos de debilidad, cuando la tentación se hace más fuerte, te pido que estés a mi lado. Ayúdame a recordar las razones por las que deseo liberarme de estas cadenas. Que tu presencia me brinde la paz que necesito para resistir y la claridad para ver más allá de los placeres momentáneos. Te ruego que me envíes señales de tu apoyo y que me rodees de personas que me ayuden en este viaje. Con tu ayuda, sé que puedo encontrar la fuerza para seguir adelante y superar mis adicciones.
Querido San Expedito, en este camino hacia la superación, también te pido que me ayudes a cultivar la paciencia y la perseverancia. Sé que el proceso no será fácil y que habrá altibajos, pero confío en que con tu guía podré enfrentar cada desafío. Ayúdame a mantener la fe en mí mismo y en mis capacidades. Que cada pequeño paso que dé hacia la recuperación sea un testimonio de tu amor y protección. Te agradezco por ser mi intercesor y por darme la esperanza de un futuro mejor, libre de adicciones.
Querido San Expedito, al finalizar esta oración, quiero agradecerte por tu constante apoyo y por escuchar mis súplicas. Sé que no estoy solo en esta lucha y que tu presencia me acompaña en cada paso que doy. Te pido que me ayudes a ser un faro de esperanza para otros que también luchan con adicciones. Que mi historia de superación inspire a quienes se sienten perdidos y sin rumbo. Con tu ayuda, sé que puedo transformar mi vida y ser un ejemplo de fortaleza y resiliencia. Amén.