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La casa de los suspiros

19 octubre, 2024

Cuando Clara decidió visitar la antigua casa de su abuela, no sabía que iba a convertirse en una experiencia que marcaría su vida para siempre. La casa, situada al borde del pueblo, siempre había estado rodeada de rumores. Los habitantes hablaban de susurros que se escuchaban en la noche y sombras que se movían detrás de las ventanas. La mayoría evitaba pasar cerca, pero Clara sentía una extraña conexión con el lugar.

Al llegar, la casa se erguía imponente, con sus paredes de madera desgastadas y ventanas cubiertas de polvo. A medida que cruzaba la puerta, un escalofrío recorrió su espalda. La atmósfera era opresiva, como si el aire mismo estuviera cargado de historias no contadas. Clara respiró hondo y se adentró en la penumbra.

La primera noche, mientras exploraba las habitaciones, escuchó un susurro suave, casi como una melodía. Provenía de la habitación de su abuela. Intrigada, se acercó, pero al abrir la puerta, encontró la habitación vacía, llena de polvo y telarañas. A pesar de que el sonido había cesado, la sensación de ser observada persistía. Esa noche, se quedó despierta, temiendo lo que pudiera acechar en la oscuridad.

A medida que pasaban los días, Clara comenzó a experimentar visiones extrañas. Vio sombras que se deslizaban por las paredes y escuchó risas infantiles que retumbaban en su mente. Sin embargo, no había niños en la casa. Intentó convencerse de que era solo su imaginación, pero la inquietud seguía creciendo. Las noches se hacían más largas, y los susurros más claros, como si intentaran contarle algo importante.

Un día, mientras revisaba los viejos objetos de su abuela, encontró un diario desgastado. Las páginas estaban llenas de historias sobre la familia y menciones de un evento trágico que había ocurrido hace años: la desaparición de varios niños en el pueblo, siempre vinculada a la casa. Según el diario, algunos creían que sus almas estaban atrapadas, susurrando a quienes entraban. Clara sintió un escalofrío. ¿Podría ser que esos susurros fueran en realidad las almas de esos niños?

Esa noche, decidida a descubrir la verdad, se armó de valor y se dirigió a la habitación de su abuela. Al abrir la puerta, se encontró con un espejo antiguo que nunca había notado. En su reflejo, vio a un grupo de niños, sus rostros pálidos y ojos vacíos mirándola con desesperación. Clara se giró, pero no había nadie detrás de ella. El pánico se apoderó de su ser, y cerró la puerta de golpe, sintiendo que la casa se reía de ella.

Sin embargo, la curiosidad era más fuerte que el miedo. A la noche siguiente, se quedó despierta, lista para enfrentar lo desconocido. Cuando los susurros comenzaron, se levantó y siguió la voz hasta el espejo. Con un corazón acelerado, lo tocó. De repente, el espejo se volvió oscuro y comenzó a vibrar. Clara sintió una fuerza pull que la atraía, y antes de que pudiera reaccionar, fue absorbida.

Al despertar, se encontró en un entorno diferente. Estaba en el mismo lugar, pero la casa parecía vibrar con una energía oscura. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba rodeada por los niños. Eran los mismos del espejo, pero ahora eran sombras inquietantes, sus ojos llenos de tristeza y anhelo. “Ayúdanos”, susurraron al unísono.

Clara comprendió que no había forma de escapar. En su desesperación, trató de tocar el espejo nuevamente, pero las sombras la rodearon, impidiéndole avanzar. En ese momento, una revelación aterradora la golpeó: al tocar el espejo, no solo había entrado en su mundo, sino que también había sellado su destino.

Los susurros aumentaron en intensidad, llenando su mente con gritos de terror y tristeza. El espejo, ahora un portal, había tomado su alma, unida a las demás. Clara miró hacia atrás, y la casa de su abuela se desvaneció en el aire, mientras su propia imagen se reflejaba en el espejo, atrapada para siempre.

Los susurros siguieron resonando, y cada nuevo visitante que entraba en la casa escuchaba las voces, sin saber que una vez más, alguien había caído en la trampa de la casa. A medida que la niebla envolvía el lugar, la leyenda se fortalecía, recordando a todos que algunos secretos están destinados a permanecer ocultos.