
Oh, Santa Muerte, en este momento de reflexión y búsqueda, me acerco a ti con el corazón abierto, deseando encontrar la felicidad que tanto anhelo. La vida a menudo se presenta llena de desafíos y obstáculos que parecen oscurecer mi camino. Sin embargo, confío en tu poder y en tu bondad para iluminar mis días. Te pido que me guíes hacia momentos de alegría y paz, que me ayudes a reconocer las pequeñas bendiciones que a menudo pasan desapercibidas. Que tu luz me acompañe en cada paso, recordándome que la felicidad no es un destino, sino un viaje que se construye día a día.
Oh, Santa Muerte, en mi búsqueda de la felicidad, también reconozco la importancia de soltar el pasado. A veces, las cargas emocionales y los recuerdos dolorosos me impiden avanzar y disfrutar del presente. Te imploro que me ayudes a liberar esas ataduras que me mantienen anclado en la tristeza. Permíteme dejar atrás lo que ya no me sirve y abrir mi corazón a nuevas experiencias. Con tu ayuda, deseo aprender a perdonar, tanto a los demás como a mí mismo, para que así pueda dar paso a la alegría y a la serenidad en mi vida.
Oh, Santa Muerte, al buscar la felicidad, también deseo rodearme de personas que me eleven y me inspiren. Te pido que me ayudes a atraer a mi vida relaciones saludables y significativas, donde el amor y el respeto sean la base. Que cada encuentro sea una oportunidad para compartir risas y momentos de conexión genuina. Te ruego que me des la sabiduría para reconocer a quienes realmente aportan luz a mi vida y la fortaleza para alejarme de aquellas relaciones que solo traen oscuridad. Que mi círculo se llene de almas que busquen la felicidad junto a mí.
Oh, Santa Muerte, en este camino hacia la felicidad, también reconozco la importancia de cuidar de mi bienestar físico y emocional. Te pido que me inspires a adoptar hábitos saludables que nutran mi cuerpo y mi mente. Que cada día me motive a hacer elecciones que me acerquen a una vida plena y equilibrada. Ayúdame a encontrar la disciplina necesaria para practicar la gratitud y la meditación, permitiéndome así cultivar un estado de paz interior. Con tu guía, deseo aprender a amarme y aceptarme tal como soy, reconociendo que la felicidad comienza desde adentro.
Oh, Santa Muerte, finalmente, te agradezco por escuchar mis súplicas y por estar presente en mi vida. Sé que la felicidad es un regalo que se manifiesta de diversas formas y que, a veces, puede ser efímera. Te pido que me ayudes a apreciar cada momento, a encontrar belleza en lo cotidiano y a vivir con un corazón agradecido. Que tu luz me acompañe siempre, recordándome que, a pesar de las adversidades, la felicidad es un estado que puedo alcanzar. Con fe y esperanza, seguiré caminando hacia la luz que tú me ofreces.