Alabanza a Dios
Espíritu Santo, te alabo y te glorifico. Amén.
Reflexión sobre cómo debemos vivir una vida de alabanza a Dios, reconociendo la grandeza y la bondad del Espíritu Santo.
Espíritu Santo, en este último día de la novena, quiero alabarte y glorificarte por todos los dones que has derramado en mi vida. Gracias por tu presencia constante, por tu guía, por tu consuelo y por tu amor. Hoy, te ofrezco mi corazón lleno de gratitud, reconociendo tu gran bondad y misericordia. Que toda mi vida sea una alabanza a ti, y que con cada acción, palabra y pensamiento, te glorifique. Te doy gracias, Espíritu Santo, por estar siempre conmigo, guiándome hacia la verdad, el amor y la paz. Amén.
Espíritu Santo, te alabo y glorifico con todo mi ser. Amén.