Querido Santo Niño de Atocha, hoy acudo a ti con el corazón humilde y lleno de esperanza. Sé que fuiste un gran amante de Dios, un ejemplo de conversión y entrega total a Su voluntad. Te pido que intercedas por mí ante el Altísimo, para que mi amor por Él crezca día a día, y pueda encontrar en Su presencia la paz que tanto anhelo. Guíame en mi camino hacia una relación más profunda y sincera con nuestro Creador.
Santo Niño de Atocha, tú que comprendiste que el verdadero amor reside en Dios, te pido que me ayudes a amarle por encima de todas las cosas. Que mi vida sea un reflejo de Su amor, y que mi corazón esté siempre dispuesto a servirle con devoción y entrega. Ayúdame a desprenderme de los apegos terrenales que me alejan de Su gracia, y a centrar mi existencia en lo que verdaderamente importa: el amor divino.
Te ruego, Santo Niño de Atocha, que intercedas por mí para que mi amor por Dios se manifieste en todas mis acciones. Que cada día pueda vivir conforme a Su voluntad, buscando siempre Su gloria y no la mía. Enséñame a ser humilde, a reconocer mis errores y a pedir perdón cuando falte al amor que Dios me ha dado. Que mi vida sea un testimonio de fe, esperanza y caridad, inspirado por el amor divino que habita en mi corazón.
Santo Niño de Atocha, ejemplo de santidad, te pido que me acompañes en mi camino espiritual. Ayúdame a fortalecer mi fe y a confiar plenamente en la misericordia de Dios. Que mi amor por Él no se vea debilitado por las dificultades de la vida, sino que, al contrario, se fortalezca y me impulse a seguir adelante con valentía y determinación. Que nunca me falte la certeza de que Dios está conmigo, guiándome y protegiéndome.
Finalmente, querido Santo Niño de Atocha, te pido que me ayudes a encontrar el verdadero sentido del amor en Dios. Que pueda amar a los demás como Él nos ama, con un amor puro, desinteresado y generoso. Que mi corazón sea un reflejo del Sagrado Corazón de Jesús, lleno de compasión y ternura hacia todos. Te pido que me guíes siempre hacia el amor verdadero, ese que no busca nada a cambio, sino que se da completamente por el bien del otro. Amén.